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Tuesday | August 26
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Pablo Marín se quedó ayer con las ganas de que su primer gol con la Real Sociedad sirviese para la gran victoria con la que seguro que soñó cuando lo logró a los cinco minutos del encuentro contra el Anderlecht, pero los dos tantos de los belgas antes del descanso y las oportunidades desaprovechadas por sus compañeros en la segunda mitad lo evitaron. El riojano tendrá que seguir trabajando para disfrutar de una nueva oportunidad de triunfar.

Pablo Marín fue una de las hasta 10 novedades que Imanol Alguacil introdujo en su equipo titular, esperándose que la del riojano fuera una de ellas, porque ya había sido de la partida en Niza, y porque las rotaciones llevaban a pensar que pudiera tener una nueva oportunidad que aprovechó rápido, ya que a los cinco minutos apareció muy bien al segundo poste para rematar a la perfección con la izquierda al fondo de la red un centro de Sadiq.

El 28 intentó luego dejarse ver en el centro del campo de la Real, tanto en el trabajo defensivo como, sobre todo, en la creación ofensiva, y por momentos lo logró, pero como el resto de realistas se vio afectado por los incidentes de la grada y el empate visitante, yendo a menos hasta el descanso.

Sin punto, pero con gran valor emocional

Pablo Marín fue uno de los futbolistas a los que Imanol mantuvo sobre el terreno de juego para la segunda parte, en la que introdujo tres cambios, y estuvo activo en la gran mejoría de los txuriurdin que tuvieron opciones de sobre para, al menos, haber empatado.

En el minuto 66, el técnico de Orio decidió hacer un cuarto movimiento en busca de la igualada y en esta ocasión al riojano sí que le tocó coger el camino del banquillo, desde el que vio como al final no se le podía dar la vuelta a ese 1-2 y su primer gol con la Real no tenía valor de puntos, aunque sí le quedará el emocional por el estreno y esa eufórica celebración merecida que realizó.